El error más común al iniciar una transformación digital es creer que la solución está en “añadir una nueva herramienta”. Pero en la mayoría de los casos, el problema no es tecnológico, sino estructural.
Cuando las organizaciones adoptan múltiples plataformas sin una estrategia clara, los flujos se fragmentan. El resultado: más complejidad, más pasos y menos eficiencia.
Rediseñar con inteligencia significa analizar cómo fluye la información, cómo se toman las decisiones y cómo se pueden simplificar los pasos. Solo después, elegir la tecnología adecuada para ejecutarlo.
La digitalización no se trata de acumular software, sino de construir procesos más simples, predecibles y medibles.
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